En España es obligatorio el uso de mascarillas en las aulas de clase para mayores de 6 años, en virtud de una Ley de Medidas Especiales del pasado marzo. En todo el mundo se han tomado medidas similares, en algunos casos obligatorias y en otros en la forma de recomendaciones.

Por ejemplo, en EE.UU los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han recomendado que todos los empleados de las escuelas lleven al menos una mascarilla de tela.

Algunos estados, como California y Texas, están proporcionando millones de mascarillas para los profesores en un intento de frenar la propagación del COVID-19.

Los expertos afirman que el uso de mascarillas puede ayudar a prevenir la transmisión del coronavirus cuando una persona infectada tose, estornuda o habla. Pero, ¿puede la enseñanza verse afectada porque los profesores y los alumnos utilicen mascarillas?

¿Pueden los profesores hacer su trabajo con mascarillas?

La compleja enseñanza de los niños pequeños

Aunque los profesores dicen que entienden las razones, la perspectiva de llevar una mascarilla mientras enseñan sigue pareciendo desalentadora para muchos. Muchos expresan lo difícil que es establecer una relación con niños pequeños, cuando estos no pueden ver dos tercios del rostro.

“Cuando tratas de conocer a los niños, y ellos tratan de conocerte a ti, el lenguaje corporal es una parte importante, y eso incluye las expresiones faciales”, dice una educadora.  “No creo que [una máscarilla] sea apropiada cuando los niños aún no me conocen, es más importante que vean mi cara y reciban esas señales visuales”.

Estas decisiones son complejas, y la preocupación de los profesores está más que justificada, incluso desde el punto de vista sanitario. Muchos educadores tienen condiciones físicas que los pone en alto riesgo de enfermedad grave debido al COVID-19.

Estas condiciones son ser mayor de 65 años, padecer asma, diabetes, afecciones pulmonares o cardíacas y los inmunodeprimidos. Para esos profesores, la protección respiratoria es importante para sentirse lo suficientemente seguros como para continuar con su trabajo.

Aprendizaje de idiomas y educación especial

Ciertos grupos de alumnos se verán más afectados por no poder ver las caras de sus profesores. Los expertos afirman que los alumnos sordos, con problemas de audición o con autismo se benefician mucho de ver las expresiones faciales.

Los estudiantes que utilizan el lenguaje de signos se perderán muchas señales de comunicación y de lenguaje. Mucho de este lenguaje de signos se basa en expresiones faciales y los movimientos de la boca para muchas señales gramaticales.

Además, los estudiantes de idiomas tienden a observar atentamente la boca de sus profesores para distinguir entre palabras o sonidos que son similares. Así podrán distinguir cuando el profesor diga “copia de llaves en Barcelona” en lugar de “contar las naves”.

Definitivamente existe un impacto mayor en alumnos que dependen mucho más de las señales no verbales. Cuanto más puedan comprender, menor será la barrera de la mascarilla.

Soluciones creativas

Algunos profesores están pensando en soluciones creativas, en caso de que se prolongue la situación sanitaria. Por ejemplo, reforzar la educación a distancia, con clases grabadas a cara descubierta.

Otros creen que tener acceso a un micrófono en clase ayudaría a sus alumnos a entender mejor las clases dadas a través de una mascarilla.

Las mascarillas con una ventana de plástico transparente sobre la boca también se están haciendo un lugar, aunque por ahora no estén homologadas para ser usadas en las aulas.

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